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CAMINO AL ESTALLIDO

La economía argentina se quedó sin ancla que frene las expectativas. A prepararse, porque todo puede pasar.
El cóctel es explosivo: nuestro país se quedó ya sin reservas netas (es muy probable que el BCRA esté usando encajes de los depósitos en dólares de la gente), la inflación núcleo está en niveles del 8% mensual con tendencia al alza, el déficit fiscal del primer trimestre del año ha superado largamente la meta con el FMI (efecto año electoral), entre otras variables que se han complicado sobremanera. El resultado: el mercado bajó el pulgar definitivamente a Massa, “le picó el boleto”, y la economía ha quedado al borde del abismo. Ya no hay ancla de expectativas, todo lleva a la suba: dólares paralelos, inflación, todo. Massa no se anima a hacer lo que hay que hacer en estos casos: devaluar mínimo un 50%, anclando las expectativas con un congelamiento del gasto público y una reducción de la emisión monetaria a cero, que hiciera creíble el cambio de rumbo, la estabilización. Pero no lo va a hacer nunca, Cristina no quiere eso.

De esta forma, nuestra macro nacional pasó definitivamente del escenario manejable al escenario de explosión cambiaria. La tendencia ya se veía venir desde hace algunos meses, pero en abril se confirmó claramente. El escenario manejable era uno que terminaba 2023 con una inflación del 100% anual, y un paralelo a $650; el escenario explosivo lleva a una inflación del 150% anual, y un paralelo a $900 de piso. El año pasado, ya proyectábamos dicho escenario explosivo, pero con probabilidad media, ahora la probabilidad ya es de alta a muy alta.
En la desesperada, el Ministro de Economía sigue apelando a medidas parche: subió fuerte las tasas de plazo fijo (de 81% a 91% nominal anual) y aumentó la tasa de devaluación del oficial, a niveles de entre el 9% y el 10% mensual, lo que lleva a ese piso de inflación para los próximos meses. A su vez, Massa sigue intentando el FMI le adelante fondos, algo poco probable que suceda, y reactivó el swap con China, para ahorrar dólares en importaciones. Todos parches, nada de fondo.
Mientras tanto, lo político no ayuda para nada, rara vez se ha visto en nuestra historia un gobierno peronista tan débil. Estas situaciones precipitan las explosiones cambiarias en nuestro país, de hecho, un dólar soja/agro a $300 ya no sirve, se necesita uno a $400 mínimo para que haya mayor liquidación.

En síntesis, a partir de abril nuestra economía claramente entró en el escenario de crisis cambiaria, que en Argentina suele ser impredecible en sus consecuencias sociales. Esperemos el gobierno y la clase política estén a la altura de lo que haya que hacer para mantener la paz social, ya que la pobreza está escalando a niveles críticos. Definitivamente, las soluciones habrá que esperarlas a partir de diciembre del 2023, porque el actual gobierno está cerrado al cambio.

Por Sebastían Laza (Economista) para Periódico Dignidad / Imagen:
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